EL LOBO DE WALL STREET (****1/2)
Dirección: Martin Scorsese Guión: Terence Winter, Jordan Belfort (libro) Actores: Leonardo DiCaprio, Jonah Hill, Margot Robbie, Kyle Chandler, Matthew McConaughey, Rob Reiner, Música: Varios
PERFECTO LUCIMIENTO PARA LEONARDO DI CAPRIO
Martin Scorsese es, junto a De Palma, Nolan, Spielberg o Mann, uno de mis directores favoritos, un genio que ha firmado verdaderas obras maestras (“Malas calles”, “Taxi driver”, “Toro Salvaje”, “Uno de los nuestros” o “Casino”) y que siempre consigue sacar lo mejor de todos los actores que trabajan bajo sus órdenes, véase Robert de Niro, Joe Pesci, Sharon Stone, Daniel Day-Lewis o un Leonardo Di Caprio al que debe adorar mucho, ya que desde que lo incorporara en la cinta “Gangsters de Nueva York” no ha dejado de repetir junto a él en “El aviador”, “Infiltrados”, “Shutter Island” o en esta “El lobo de Wall Street”.
Su última película, que nos lleva a finales de los años 80 y que nos muestra el mundo de los brokers de Wall Street desde un punto de vista bastante más cómico que realista, es un decálogo o perfecta muestra de las enormes virtudes del director italoamericano a la hora de jugar con la cámara, exprimir lo mejor de sus actores (Di Caprio, Jonah Hill o Matthew McConaughey) o volver a trasladarnos a una determinada época haciendo uso de la mejor de las ambientaciones.
Estará equivocado todo aquel que piense que Scorsese, tras décadas y décadas de rodar peliculón tras peliculón, ha perdido sus enormes facultades en la labor de dirección, pues vuelve a brillar gracias a una maravillosa puesta de escena de ese Nueva York de finales de los 80 y gracias a un fabuloso juego de cámaras y de planos, que son como una montaña rusa para nuestros sentidos y que sirven de perfecto a cauce a un guión lleno de los mayores excesos que nos podamos imaginar.
El guión firmado por Terence Winter, y basado en las memorias del broker Jordan Belfort es un compendio de toda clase de vicios, en los que la droga o el sexo son centro y mirada de los protagonistas de la cinta.
A juicio personal, y pese a las virtudes ya expuestas en lo referente a la dirección, no me ha terminado de agradar el hecho de que se juegue con esos temas de una forma tan cómica y desfasada, pues me podría valer para un par de escenas pero no para que hagan acto de presencia durante sus 179 minutos. Toda esa depravación y locura surrealista me ha llegado a sacar de la trama en buena parte de su metraje.
Aún así, y volviendo a sus virtudes, he de decir que merece la pena pagar la entrada para ver esta película, pues el film sirve de perfecto lucimiento para un Leonardo Di Caprio que está antológico y que, si bien ya pudiera haberse llevado el Oscar por sus papeles en “Vida de este chico”, “El aviador” o “Shutter Island”, se postula como verdadero favorito, si no se lo quita Matthew McConaughey (“Dallas buyers club”) o Chiwetel Ejiofor (“12 años de esclavitud”), para llevarse el premio a mejor actor principal en la ceremonia del próximo día 2 de marzo.
A nivel técnico, como ya he dicho, brilla por su dirección, por su magnífica ambientación, buena fotografía de Rodrigo Pietro, y por una banda sonora que, como es habitual en toda película de Scorsese, adorna cada una de las escenas con acertados temas originales .
Lo mejor: Leonardo Di Caprio, la breve pero poderosa interpretación de Matthew McConayghey, Jonah Hill, la dirección de Scorsese y la maravillosa ambientación de finales de los 80.
Lo peor: Que sea tan excesiva en temas como las drogas y el sexo, y que todo ello sea planteado desde un prisma cómico demasiado surrealista.
Puntuación: 1/2
Deja un comentario